MODULO 2. ISABEL GONZÁLEZ-ALEGRE FANJUL
ISABEL GONZÁLEZ-ALEGRE FANJUL, UNA NUEVA EMPRESARIA EN UN NEGOCIO NUEVO
El primer precedente de todo lo que ha venido a ser la comunicación telefónica en Toledo y provincia se debe, sorprendentemente (o no tanto), a una mujer, y ella fue la toledana Isabel González-Alegre Fanjul, joven empresaria pionera en años en que el intento de preparar al sexo femenino para el mundo laboral se estrellaba con barreras insalvables.
Una mujer empresaria era inconcebible a finales de siglo.
Sin embargo, dentro de estos menesteres y en dicha época,
apareció Isabel González Alegre para embarcarse nada menos que en un negocio en
el que ninguna otra persona se hubiera atrevido sin los consiguientes titubeos
y un tejer y destejer de decisiones. El negocio fue el de instalar una red
local telefónica, cuando este medio de comunicación se estaba introduciendo en
España con mucha cautela empresarial, por los imprevisibles resultados
económicos que ofrecía.
Hablemos un poco de ella:
Doña Isabel
González-Alegre Fanjul nació en Toledo el 4 de julio de 1867; su
fallecimiento ocurrió el 13 de enero de 1937, en plena Guerra Civil. Isabel era
hija de Rodrigo y de Mamerta, naturales de Oviedo, que al poco de casarse se
trasladaron a Toledo para montar él una casa de banca, así llamadas algunas
entidades de crédito autorizadas a la sazón. Padre emprendedor, al que después
debería su hija esta condición; doctor en Derecho, diputado a Cortes y alcalde
de Toledo con el tiempo. Desde muy niña Isabel comenzó a leer todo tipo de
libros; y además hablaba francés. Sus padres procuraron que superase la
educación al uso en hijas de familia de su entorno. Se casó con un hombre
abierto, como ella, a todo cuanto significaba inquietud por mejorar medios y
normas de vida. Su consorte fue juez, llamado Rafael de Corcuera y Argüelles,
de ideas abiertas para lo que sería la sociedad bienpensante de la época y
aficionado a la música y a la pintura, que practicó con genio y facilidad.
Isabel se hizo titular del negocio de telefonía ya casada, pero con capital de
sus padres y de ellos la casa donde instaló el centro, que era la que
habitaban, situada en la calle de la Plata, la que actualmente ocupa la oficina
principal de Correos. Como para montar un negocio, por ser mujer tuvo que
formalizar documento de autorización marital, de acuerdo con las leyes, a la
salida del despacho del notario que dio fe de la declaración, el matrimonio lo
festejó yendo a hacerse una cuidada fotografía que recordase el acontecimiento.
Después de denodados esfuerzos por conseguir algunos
abonados comprometidos con el servicio telefónico que se proponía poner en
marcha, no sin antes obtener de los órganos gubernativos los preceptivos
permisos, dispuso el tendido de las líneas correspondientes de comunicación;
con sus aparatos receptores, de producción y enlace por sistema de clavijas. La
inauguración del servicio en Toledo se verificó el 18 de diciembre de 1890; uno
de los primeros abonados que tuvo Isabel fue el Ayuntamiento, que resolvió
abonarse tras larga deliberación en sesión celebrada por la Corporación. Un
locutorio público se instaló frente a la estación de ferrocarril, reducido de
espacio, con paredes de tablas, próximo a la fuente conocida por Cabrahigos.
Me llama la atención que para poder ser mujer pionera hace falta que el hombre también lo sea, para poder avanzar de igual a igual. En este caso, Doña Isabel pudo ser pionera en este mundo empresarial gobernado solo por hombres, primero por la educación que tenia, segundo, por la solvencia económica de su familia y tercero, porque tuvo la suerte de encontrar un marido de ideas abiertas que la permitió dar rienda suelta a su faceta de empresaria.
Para saber más sobre ella y lo que hizo:
https://historiatelefonia.com/2018/12/20/una-pionera-empresarial-de-la-telefonia-en-espana-la-toledana-isabel-gonzalez-alegre-1867-1937/
Revista-de-Estudios-Monteños-boletín-de-la-Asociación-Cultural-Montes-de-Toledo-1990-n.º-52
(1).pdf
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